domingo, 20 de septiembre de 2015

Del mar y de la arena

Por escribir escribo de los paisajes, del mar y de la arena. Por escribir hablo de mí y de mi anónimo, de ti, de lo que desconozco. Por escribir no escribo del infinito de cuerdas en el cielo detrás de las últimas casas de la ciudad. Si escribo de estos postes de luz, de sus sombras en el suelo, del silencio de la electricidad, desde luego no escribo por escribir.
Mientras el mundo se divide y las casas se convierten en apartamentos y los apartamentos en estudios, cuando las vallas pasan a ser muro y el muro prejuicio y el prejuicio unas gafas de sol, sentado en el último banco me gusta observar el tendido eléctrico y preguntarme hasta dónde irá. Es la prolongación de nuestro microondas en la cocina, de la lámpara de nuestra habitación, de la máquina de tabaco del bar de abajo que sigue encendido, o que sigue abierto a estas horas, es el cordón que tira del insomnio, es el principio de mi viaje, lo que queda después de que una señal acústica te avise de que tu pizza está lista, la lucecita roja en la pantalla de tu ordenador apagado… Y los postes de luz son el único reflejo de esta continuidad…quiero morir sentado en un banco como este, guiarme el alma y la mirada por los altos y bajos de los cables eternos, y hablar de paisajes si quieres, y del mar y de la arena…

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