jueves, 30 de julio de 2015

Adrenalina

Trazos, digo trazos, y no veo más que manchas. ¡Y me harto de decir que las manchas ensucian! Un pintor purifica el lienzo ¡Tú lo perviertes!

lunes, 27 de julio de 2015

Porque tú me lo pides

Ya no soy adolescente, no me gusta esperar, por eso no me reconozco formando parte de esta fila que da la vuelta a la calle. Ni si quiera se ve la entrada… y alrededor, caras que no se parecen a la mía. No me apetece reír, para mí no es divertido, es más bien una tortura, pero aquí estoy, igual que todos estos a los que doblo la edad…

viernes, 24 de julio de 2015

Lo mismo que tú

Mi horario como director del Departamento de Relaciones Institucionales en la multinacional farmacéutica Kintong termina a las seis y media de la tarde. A las siete llego a mi ático de 200 metros cuadrados en la calle del Proceso, 18. Media hora más tarde me quedan dos horas para buscar algo de comer. Ayer anduve hasta la M-40, porque un compañero del trabajo me había hablado de unos grandes almacenes en los que todos los lunes después de cerrar tiran la comida caducada a unos grandes contenedores, y que no hay seguridad que te impida coger lo que quieras, y que, además, casi no hay gente que te robe lo tuyo.

martes, 21 de julio de 2015

Mañana madrugamos

- qué pasa?
- quiero que lo dejemos.
- qué?
- sí aunque después volvamos, pero de momento lo dejo.

sábado, 18 de julio de 2015

¡Vuela!

Uriel se aburre en la sala de espera del psiquiatra. Como en todas las primeras sesiones, cuando se trata de niños, son los padres quienes le cuentan al doctor los síntomas de su hijo. Pero, esta vez, llevan más de una hora dentro del gabinete insonorizado, y Uriel, fuera, se agota en un sillón azul.

miércoles, 15 de julio de 2015

Treinta años

Primero me dije “un cigarro y si no viene me voy", pero como después de ese cigarro no había venido, me dije, pues otro, y luego me dije “¿pues un tercero qué es?, si un cigarro no hace más de cinco minutos…

lunes, 13 de julio de 2015

Broma

Cuando Marine se bajó del coche, el gasolinero se subía la bragueta, un trozo de baba flotaba en el suelo y su dueño sobre la moto lo observaba con pena, olía demasiado a combustible y a sudor, más de lo normal, y un par de tíos se tocaba en el baño pasando de todo.

Escuchar...

No conozco el nombre de ninguno de mis vecinos, ni me interesan sus vidas, pero sueño con sus sueños y empiezo a expresarme con sus palabras, y mirar como me miran, y ni siquiera vivo en la misma casa.