lunes, 13 de julio de 2015

Escuchar...

No conozco el nombre de ninguno de mis vecinos, ni me interesan sus vidas, pero sueño con sus sueños y empiezo a expresarme con sus palabras, y mirar como me miran, y ni siquiera vivo en la misma casa.
Cambio treinta veces de postura en un minuto, y una vez al día modifico la decoración del salón y riego una Kentia , o doy de comer a un gato o no porque soy alérgico. Igual bebo coca-cola zero que una litrona o un mosto, o soy vegetariano,  o fan de la Cheese Bacon Double. Puede que mi problema sea que no tenga ni idea de cómo se traga sin masticar: un anhelo tras otro, una escena, otra manera de sentir… Fotocopio historias con mis manos y llevo impresa un millón de veces la misma huella dactilar. Nunca pensé que tuviera tantos efectos secundarios pararse un momento y escuchar…

1 comentario: