Primero me dije “un cigarro y si no viene me voy", pero como
después de ese cigarro no había venido, me dije, pues otro, y luego me dije
“¿pues un tercero qué es?, si un cigarro no hace más de cinco minutos…
Llevo
treinta años sentado en una silla de madera. Parece de lo más desagradable,
pero bueno, me da igual lo que parezca. Después de tanto tiempo mirando la
pared cada vez más amarilla, los muebles llenos de cucarachas y el cenicero, si
es que aún sigue ahí, porque no se ve, he acabado siendo uno de ellos. Uno de
esos olores que roncan en esta habitación, un material más, una parte del punto
de vista de otro, un montón de humo ¡Qué cantidad de años!, cada vez que lo
pienso me entra una risa nerviosa tan placentera que ni estando loco la
compartiría. ¿Ja, ay madre! ¿Ve? No puedo parar y ahora me empiezan los ojos
¿Lo ve? ¿Lo ve? ¡Tengo los ojos empapados! ¡Llorando de risa
estoy! ¡¡De risa!! ¿Será posible? cuando me entra me entra ¿eh? En
fin...¡¡Y empecé esperando!! Hay que reconocer que a quien se le diga, se muere
de reír. Yo le juro que me muero, un día de estos me da un ataque y me deja en
el sitio. Qué curioso, en el sitio, digo, ¡vamos que me deja como estoy! ¡¡Que
me da a mi que ya estoy en el sitio!! Ay madre que me parto... Como siga
así me acabo matando ahora. ¡Treinta años...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario